Rubiel Díaz y Jaime Saade, la historia de dos asesinos que evadieron a la justicia, pero al final cayeron
Por más de dos décadas estuvieron prófugos.
La lucha de Arlex Torres Arias en busca de justicia para el responsable del asesinato de su madre Stella Toro Arias y su hermana Leonela, no fue tan prolongada como la de Martín Mestre, para lograr el castigo para el autor del homicidio de su hija Nancy.
Sin embargo, sí es el final de dos historias que gracias a la perseverancia de dos hombres y a la Internet, tiene a uno tras las rejas en Barranquilla (Rubiel Díaz) y al otro, (Jaime Saade) preso en Brasil, a la espera este último de ser extraditado a Colombia.
Son dos historias paralelas de homicidas que acabaron con las vidas de sus parejas, que huyeron por más de dos décadas, que acabaron con sendas familias. Ambas desarrolladas en Barranquilla.
Rubiel Díaz Londoño no traspasó las fronteras del país huyendo de la justicia como sí lo hizo Jaime Saade.
Camilo Andrés Ortiz Arango fue la identidad que asumió Díaz Londoño. La cédula que portaba tenía su fotografía, su huella y el número del documento de otro ciudadano. Mientras tanto, Saade se identificaba en Brasil como Henrique Do Santos Abdala. Este estudió medicina, tenía familia en Bello Horizonte, en Brasil, y era padre de dos hijos.
Como Rubiel no podía asumir su identidad tras la condena de 28 años de prisión que le impuso el Juzgado Sexto Penal del Circuito de Barranquilla, el nombre de Camilo Andrés Ortíz le servía para identificarse ante las autoridades, pero su seguridad social la tenía con su nombre de pila.
Allí estuvo lo que fue “el punto de quiebre”. Cuando Arlex puso el pie en el acelerador para hacer justicia por la muerte de su madre y hermana, tras conseguir el expediente de la condena, el solo número de cédula le bastó para conseguir su propósito.
Una cita para un problema de hipertensión en la Nueva EPS le permitió a Arlex conseguir también los teléfonos de contacto de Rubiel. Uno de los números resultó ser de una vieja amiga de su hermana, propietaria de la IPS Cecam, donde Rubiel, ahora como Camilo Ortiz, trabajaba.
La ubicación de Jaime Saade fue más compleja porque como dice Martín Mestre “pareciera que la tierra se lo hiciese tragado” después del fatídico 1o. de enero de 1994 cuando asesinó a su hija.
Fue por las huellas digitales que dejó en un vaso en un evento social que se identificó a Saade.
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